martes, 16 de febrero de 2010

mierda de amor!

Sus amigos pretendían animar un poco a Rubén. Bueno, de hecho pretendían hacer botellón y salir de fiesta como cualquier otro sabado, pero esa semana le tuvieron decaído, sin ganas de hacer nada, sin ganas de comer, sin salir de casa prácticamente nada. Y se habían propuesto sacarle a tomar algo para ver si se animaba. "Van a venir chicas", le decían. Pero a él le daba igual.

A las once y diez de la noche llegaron sus invitados, diez minutos más tarde de lo acordado, pero nadie se preocupaba, solía pasar. Una de las invitadas traía a una amiga suya. Guapísima, pensó Rubén. Se llamaba Blanca y tenía un semblante serio, como el suyo. Después de las presentaciones alguien se atrevió a preguntar qué era lo que le pasaba, pues tenía la cabeza baja y no hablaba más que cuando le preguuntaban directamente. No contestó, sino que lo hizo una de sus amigas: "Mal de amores que tiene la pobre". "Pues bienvenida al club", contestó Rubén antes de excusarse y levantarse para ir a su habitación.

Cuando llevaba un rato buceando por Internet mientras, de fondo, oía las voces que pegaban en la habitación de al lado aquellos cuyas vidas les permitía estar todo el día de fiesta, pensaba, oyó que le golpeaban la puerta. Era Blanca. "¿Me lo cuentas y te lo cuento?"
Después de un rato bastante largo escuchando cómo ella estaba enamorada de un chico con el que estuvo saliendo y que, tras casi un año con ella había puesto fin a su relación, le contó su problema, que era prácticamente igual. A las tres y pico de la madrugada fueron a buscarlos sus amigos. Ya se iban. Así que cogieron sus abrigos y salieron con ellos, pero no tenían ganas de fiesta ninguno de los dos. Rubén la acompañó a casa. De camino no hablaron tanto como antes, pero eso le daba la oportunidad de pensar. ¿Le gustaba? Bueno, sí, era muy guapa. Pero eso no es suficiente para él. ¿Le gustaba? Habían conectado desde el principio y se contaron sus problemas con confianza. Ya llegaban al portal. ¿Le gustaba? Durante esa noche no había pensado ni un momento en la chica que le dejó el corazón roto una semana atrás. Ya están parados y ella tiene las llaves en la mano. ¿Le gustaba? Sí, le gustaba. "Voy a besarla". Pero no pudo hacerlo inmediatamente, porque el móvil de ella empezó a sonar. "¿Si? [...] ¿Por qué me llamas? [...] ¿En serio? [...] ¿Estás seguro? [...] Dios, claro que te perdono, yo también te quiero".

martes, 9 de febrero de 2010

mariposas

La gente le decía que cómo era posible que se hubiese enamorado. "No la conoces desde hace tanto tiempo", le espetaban. Pero a él le daba igual. Esa chica de pelo castaño le había cautivado. Cada vez que la recuerda, las mariposas de su estómago comienzan a revolotear, como si de un mecanismo conectado con su cerebro se tratase. Recuerda su preciosa sonrisa. Su forma de ser. Sus besos, tan húmedos y acompasados con los suyos. Sí, estaba enamorado. ¡Que se callen los demás!

Pero hay una cosa que tiene el amor: que puede ser genial o una puta mierda. En el caso de Tomás era lo segundo, ya que ella no sentía nada por él. Por eso finalizó la relación. Sus mariposas estaban dormidas y, al parecer, no querían despertar. Así que Tomás se sumió en un universo de tristeza, del que sus amigos pretendían sacarle. Pero daba igual, las mariposas pueden más que ellos. Pueden más que nadie. Son los animales más fuertes del universo. Provocan huracanes al otro lado del mundo, dicen. Por algo será... También dicen que el tiempo es la mejor medicina y el mejor de los médicos. Pero Tomás no quería averiguarlo. Le animaban con eso de que encontraría a una chica que sería LA chica, tarde o temprano. En esto pensaba mientras cogía el revólver de su padre del cajón de su armario. No quería averiguarlo.